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N O V E D A D E S

º¡Capítulo 26!

ºNuevo relato corto: Senderos del destino.



lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo 20

Liam Kinsey

El chico parecía tener unos veintiún años, pero como todos aquí parecían más jóvenes –la primera vez que vi a Max, le puse unos cuarenta años, y resultó que tenía noventa…- le eché la edad de Jace, más o menos.
Como los demás le siguieron, les imité.
-¿Le conocéis? –le pregunté a Emily, aunque estaba claro que sí.
-Es el hermano de Will –asintió.
¡Por eso me resultaba tan familiar!
Avanzamos por entre la multitud (sin saber cómo exactamente) y el muchacho entró en una morada hecha polvo.
-¿De qué va esto, Liam? –preguntó Will, aún cogido de mi mano.
Este se encogió de hombros mientras nos iluminaba con una gran sonrisa pícara.
-Cuando os vi tan perdido pensé que me necesitabais. Seguidme.
Nos condujo escaleras arriba. En los pisos de arriba los muebles estaban aún más atrofiados que en el desván de la casa de mi abuela.
-Mmm, ¿Liam? –Se giró hacia Clair - ¿qué es este sitio?
-Ah, lo encontró Nicole cuando buscábamos un local para ensayar.
-Nicole es su chica –susurró Emily.
No me extrañó, sólo bastaba con mirarle…
Subimos a un cuarto piso y luego salimos a lo que debía de ser una especie de tejado.
Liam nos señaló un extremo y nos acercamos. Desde allí se veía todo a vista de pájaro.  Era precioso e insólito, fascinante.

Un grande espacio cuadrado elevado hacía de escenario. Encima, un grupo de cuatro personas hacían aparecer y desaparecer cosas de la nada. Cambiaban de aspecto y les inducían hacer lo que se les antojaba.
Un mago se quitó su sombrero y lo puso encima del escenario.
Era negro, con una cinta violeta justo debajo de la copa. Era exacto al sombrero de Johnny Depp en “Charlie and The Chocolate Factory”.
De repente, empezó a encogerse, encogerse y aplastarse… ¡y boom!
Explotó, empezando a escupir fuego violeta hacia el cielo azul. Y luego, con una preciosa elegancia, las llamas se fundieron en nieve que descendió solemnemente.
El público estalló en aplausos y vítores. Yo estaba flipando.
-¿No querréis quedaros aquí arriba marginados? –Preguntó Liam –todavía no hemos llegado. Seguidme.
Se dirigió al extremo la terracita y empezó a rappelar hacia abajo.
Cuando llegamos a la punta, Will bajó primero y me ofreció su mano.
Descendimos unas tres cuartas partes de lo que antes habíamos subido.
Al fin, cuando llegamos a un pequeño replano –más o menos elevado a tres metros del suelo- y nos sentamos, podía ver infinitamente mejor que desde ahí arriba. Todo estaba siendo tan mágico…
Podía percibir hasta el más insignificante detalle, no me quería perder nada, estaba fascinada. En mi vida había visto espectáculo semejante.
Entonces, desde esa perspectiva tan próxima, pude reconocer a uno de los magos.
-¿Ese es…?
-Sí, Markson –dijo Liam -¿Jessica, verdad? Bienvenida al juego –su sonrisa era pícara. Ambos hermanos la tenían igual.

Parecía que estaban montando el número final. Toda eran chispas y fuegos artificiales –y no los fuegos artificiales a los que yo estaba acostumbrada -. Luego, Markson se puso en medio, y con un soplido se lo llevó todo, él y los otros tres magos incluidos. En su lugar, apareció una misteriosa mujer.

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