La
Salvadora
Una gran parte del Consejo y de la tripulación ya se
había ido. Algunos se despidieron, pero otros ni me dirigieron la mirada.
Sólo quedábamos unos pocos.
Miré a la anciana que se había sentado detrás de mí, en
su silla de ruedas. Anelisse Greyone. En otras circumstancias me hubiera
alegrado enormemente de haberla conocido al fin.
Pero… siendo ella quien había metido al Olvidadero en la conversación… el plan
acordado fue reconstruir el submarino, y una vez terminado… borrarnos la
memoria…sentía que todo mi nuevo mundo se venía abajo. Y es que quedaría en el
olvido. ¡No iba a acordarme de nada! En cuanto terminaran de reconstruir el
submarino… aunque, con gran pesar, tuve que reconocer que Anelisse había
propuesto la mejor solución.
-Jessica –Max me cogió por el hombro- te presento a
Anelisse Greyone. Anelisse, ella es Jessica Nichols.
La anciana me miró, con sus grandes ojos azules, sin
verme. Y entendí esa sensación de antes al notar que ella miraba alrededor a la
vez. Era ciega.
Me arrodillé frente a su sillita, un cacharro algo
atrotinado pero que parecía resistir a
cualquier batalla, y cogí la mano que ella me había tendido. No era suave como
la de Max o Will, era de un tacto rugoso, parecido al papel… y muy, muy frágil.
Sentí su pulso muy débil, luchando por seguir adelante, intentando hacerse oír.
-Jessica… -suspiró-… al fin.
Me quedé estupefacta.
-¿Quería conocerme?
-Max… ¿seríais tan… tan amable… de dejarnos a… solas?
Él parecía dudar.
-Estaré bien… debo hablar con Jessica…
-Por supuesto-le dio un beso en la mejilla e hizo salir a
los demás de la sala.
Anelisse me miró a los ojos. Aún sabiendo que no podía
verme, noté su mirada en mis huesos, sentí como si me observara hasta el corazón.
Como si me escrutara el alma y curioseara por entre mis pensamientos.
Y sentí la necesidad de romper el silencio.
-¿Qué ocurre? –sabía que algo se me iba a revelar, ¿por
qué si no esa necesidad de hablar a solas conmigo?
-Jessica… ¿crees en las… coincidencias?
Mi voz resonaba alegre por toda la sala grandiosa, pero
la suya permanecía sólo a nuestro alrededor, como un escudo.
-Sí….no. Sí y no. No suelo pensar mucho en ello.
-¿Y crees que… haber llegado hasta aquí… ser la única que
quedó… consciente… lo es?
-…no…no lo sé –reconocí. ¿A dónde quería llegar?
-¿Sabes qué… ocurrirá en… Crystalraise? Dentro de…muy
poco… me temo.
-La… ¿luz? –de repente, mi voz no quiso salir, y lo que
salió de mis entrañas fue un leve maullido.
-Me… me queda muy poco tiempo… tienes… tienes que saber…
qué hacer…-empecé a temblar. ¿A qué demonios se refería? –lo correcto…el camino
correcto… no siempre es el más fácil… y el tuyo no lo va a ser…
-¿Qué? –pregunté, saltando- ¿qué me está queriendo decir?
Me cogió también la otra mano con fuerza y se acercó a
mí.
-Jessica… tienes que ser valiente… tendrás que serlo… sé
que lo serás… como lo fui yo la última vez…
-No la entiendo…
-No hace falta… es mejor así… pero dentro de poco…
tendrás que recordar mis palabras… saber qué hacer de ellas –empezó a toser- no
dejes de ser quién eres, Jessica… nunca…
¿Qué… qué estaba pasando?
-No… no le des vueltas… te lo ruego… no puedo explicarte
nada más… debes descubrirlo por ti sola… si no, de nada serviría… nada más…
pero recuerda: valor… y… y dolor… -su tos iba aumentando.
-¿Va todo bien? –Max se asomó por la puerta. La oyó toser.
-Sí… ya hemos terminado…
-¡Yo no! –exclamé- ¡tengo muchas preguntas para hacerle!
¿Quién es usted? ¿Cómo consiguió…?
-No debo ser yo… quién… quién las responda… ¿quién soy?
Anelisse Greyone… tienes que hallar tú misma las respuestas… -se retorció
dolorosamente. Max y yo la tuvimos que aguantar, sobresaltados- …estoy bien… mi
corazón…
-Debéis descansar- Max empezó a llevársela –Jessica, nos
vemos después –golpecito en el hombro.
-Recuerda… Jessica… -susurró Anelisse, antes de cerrar
los párpados pesadamente y salir con Max por la puerta. Puede que esas hubieran
sido sus últimas palabras… pero no, no podía pensar así. Debía ser optimista.
Me quedé sola, arrodillada, en una sala que ahora me
parecía desconocida y donde mi destino había cambiado tan radicalmente.
La angustia reinaba en mi corazón. No sabía qué hacer.
Estaba asustada por el estado de Anelisse, estaba aterrada por la pérdida de
memoria que iba a sufrir, y
desconcertada por todo lo que Anelisse me había revelado a medias. Pero
en esos momentos no me apetecía ponerme a pensar los múltiples significados que
podrían tener sus palabras. Lo dejaría para más adelante. Estaba exhausta y no
había corrido ninguna maratón.
¡No había averiguado nada! Sólo más y más preguntas y más
cuestiones inexplicables se interpusieron en mi camino. Debía dejar de intentar
descubrir. Y por alguna razón creí conveniente no preguntarle nada más a
Anelisse. Ya había parecido predispuesta desde un primer instante a no
responder a ninguna de mis preguntas. ¿Por qué debía descubrirlas por mí misma?
¡Qué injustícia!
-¿Jess? –esa vez fue Jace el que se asomó por la puerta.
-Estoy aquí – me levanté y fui hacia él. Me rodeó con un
brazo y nos marchamos.
-Estás muy apagada –observó.
-Echaré de menos este lugar…
Y volvimos juntos al hospital, sin ser conscientes de las
miradas que nos observaban, ni los susurros. Sólo estábamos él y yo, cayendo en
el olvido.
* * *
-Butterfly parece estar muy nerviosa –dijo Jace.
Y es que no paraba de revolotear por la habitación,
huyendo de alguna sombra o buscado algo que seguramente no existía. De alguna
manera, reflejaba mi estado de ánimo.
Me encogí de hombros.
-¿Me toca a mí?
-Sí.
Jace y yo decidimos quedarnos en mi habitación el resto
de la tarde jugando a juegos de mesa rematadamente difíciles de entender.
Algunos fueron divertidos al final, como Clandestine
o El color de sus ojos.
Pero no cumplieron con su objetivo principal: levantarme
el ánimo, o al menos, distraerme. Así que al final terminamos charlando sobre
competiciones, natación y de mil otras cosas más.
Empecé a sentirme mal, a sudar.
Mi cabeza estaba mareada de dar tantas vueltas sin
sentido.
Me esforzaba en no pensar en ello pero, ¿qué demonios
había querido decir Anelisse? ¿Cuál era el camino correcto que debería tomar?