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N O V E D A D E S

º¡Capítulo 26!

ºNuevo relato corto: Senderos del destino.



Tras la puerta

Era como en mis pesadillas. Eran iguales. El sentimiento de no poder escapar, de estar atrapada, sentirse incapaz de esprintar. La diferencia era que esto era real. Estaba segura. De no ser así, mi subconsciente lo sabría. En las pesadillas, siempre hay una parte de ti que sabe que no estás en peligro. Ahora la adrenalina hablaba por ella.
Caminaba despacio y sigilosamente, alerta de no despertar a nadie al mínimo sonido brusco. Mi vida dependía de ello, así que no podía fallar.
Recorría el largo pasillo de madera, anhelando llegar al final y a la vez deseando volver atrás.
Cada paso que daba era silencioso como una sombra, y ligero como una pluma. No se podían despertar. No podía morir de esa manera. Aún no. Tenía que descubrir qué ocurría.
Estaba llegando a mi destino: una puerta de metal negro hecha polvo. Estaba medio abierta y se entreveía un fino hilo de luz verde. No me gustaba ese color. Presagiaba algo malo.
No tardarían mucho en averiguar que me había escapado, pero tenía que ir despacio, porque si no todo se vendría abajo y no podía venirse abajo, no ahora. Era completamente frustrante.
En mi vida había sido tan silenciosa. Sólo las sombras debían poder notar mi presencia.
El pasillo se estaba haciendo interminable. Nunca se acababa. Supongo que la adrenalina paraba el tiempo y me hacía sentir más viva. Pero estar lejos ya me fue suficiente para darme cuenta de algo: no era la única que estaba despierta. Tras la puerta había algo, algunos que susurraban en un tono desagradable y cauteloso. Era inquietante.
Empecé a paralizarme. No quería continuar. Deseaba seguir viviendo la prometedora próspera vida que me abría sus puertas. Dejé de caminar y me dediqué a escuchar.
Parecían nerviosos, pero no llegué a entender qué decían. Desconocía el idioma en el que hablaban.
De repente, oí mi nombre, en un susurro encolerizado que destacó entre los demás.
El hilo de luz verde que antes apenas se podía ver iluminó todo el pasadizo. La puerta estaba abierta.




Martina Llop Salas 
Artà
05/09/12

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